Por Martina Putruele
El mundo del turismo se encuentra en medio de una crisis sin precedentes. La pandemia ha causado estragos a lo largo y ancho del globo, pero en algunas regiones la recuperación será más ardua que en otras, en especial en las economías que dependen en gran medida de este sector.
El Consejo Mundial de Viajes y Turismo estima que la industria de los viajes y el turismo representa el 10,2% del PIB en Latinoamérica y el Caribe. En algunos países, como Jamaica, el turismo representa un porcentaje mucho mayor del PIB.
“Hay una enorme cantidad de puestos de trabajo en riesgo”, aseguró Manuel Butler, director ejecutivo de la Organización Mundial del Turismo de las Naciones Unidas (OMT). “El turismo internacional podría caer entre un 60 y 80% este año, algo nunca antes visto. Hay que tener en cuenta que esta caída cuando hay crisis económicas suele ser de un 4%”.
Butler fue uno de los participantes de un webinar organizado por el Foro Económico Mundial (WEF), Informe de competitividad turística de América Latina, en el que también estuvieron presentes Martín Eurnekian, director ejecutivo de Aeropuertos de Corporación América (CAAP); Maksim Soshkin, especialista en Investigación y Análisis, Futuro de la Movilidad del Foro Económico Mundial; Lorna Atiles, jefa de Cross Border para América Latina y el Caribe de Visa; y Maribel Rodríguez Gamero, vicepresidenta Senior de Membresía y Comercial del Consejo Mundial de Viajes y Turismo (WTTC).
En este contexto, los expertos aportaron sus opiniones sobre cómo cambiará la industria a partir de la pandemia, y cuáles serán las claves para que los jugadores de los sectores público y privado puedan salir adelante de esta crisis.
Según un nuevo análisis del Foro Económico Mundial, El panorama de la competitividad de los viajes y el turismo en América Latina y el Caribe, algunas de las fortalezas turísticas de Latinoamérica y el Caribe revisten menor importancia que antes para una economía turística competitiva durante la COVID-19. La aparición y propagación de la pandemia ha dado un giro a los factores que hacen que el sector turístico de un país sea competitivo. Algunos, como la capacidad sanitaria y las ofertas de viajes digitales, están cobrando mayor importancia durante la pandemia. Actualmente, otros, como la apertura internacional, son menos importantes.
Antes del brote de COVID-19, la región latinoamericana y caribeña estaba mejorando en cuanto a competitividad turística, pero la mayoría de sus economías seguían situándose por debajo de la media mundial. Los descensos del turismo brindan a los responsables políticos y líderes empresariales de la región la oportunidad de revisar sus prácticas y políticas turísticas, especialmente en materia de infraestructuras y desarrollo turístico insostenible, que representan riesgos específicos para la capacidad de recuperación del turismo a largo plazo en la región.
Según explicó Maksim Soshkin, del Foro Económico Mundial, “la pandemia por la COVID-19 es una crisis de salud mundial, y la prioridad es la seguridad sanitaria. Los amplios recursos naturales y vida silvestre de Latinoamérica serán claves para su recuperación y son factores que atraerán a viajeros. Habría que poner el foco en la infraestructura de las áreas fuera de las grandes ciudades, porque la gente va a querer viajar a las zonas rurales”.
Fotografía de febrero de 2020 que muestra a decenas de personas en las Cataratas del Iguazú, en la provincia de Misiones, Argentina (EFE/ Juan Ignacio Roncoroni)
Fotografía de febrero de 2020 que muestra a decenas de personas en las Cataratas del Iguazú, en la provincia de Misiones, Argentina (EFE/ Juan Ignacio Roncoroni)
Y advirtió: “La salud y la seguridad son factores que son hoy esenciales a la hora de tomar decisiones de viaje. En América Latina, la cantidad de camas de hospital está un 42% por debajo del promedio mundial. Este es un indicador de la infraestructura de salud de cada país. Los problemas en la región, entonces, tienen que ver con el acceso a la salud y una infraestructura menos desarrollada. Esto hace que sea más difícil en el mundo postpandemia. Pero esta región siempre ha mostrado resiliencia”.
Europa y otros países con recursos sanitarios más abundantes tienen más posibilidades de contener y gestionar los casos de COVID-19 que otros países con recursos sanitarios menos desarrollados, lo que puede acelerar la reapertura segura de su sector turístico, según detalla el informe del Foro.
Pero las perspectivas son alentadoras. La gente quiere viajar. La recuperación será lenta, claro, y deberá hacerse de forma escalonada y consciente, pero los expertos se muestran optimistas. “El turismo es resiliente”, dijo a Infobae Maribel Rodríguez Gamero, de la WTTC. “Vamos a volver de a poco a dónde estábamos antes. Para eso es muy importante la confianza”.
Y, según Martín Eurnekian, director ejecutivo de Aeropuertos de Corporación América, esta confianza radica en la implementación de un estándar global. “Cada parte de la cadena de valor del ecosistema de turismo está tratando de responder ante esta crisis. Lo más complicado es que los líderes del mundo actuaron de maneras muy diferentes. No vemos que haya estándares globales. Tenemos gobiernos que cerraron las fronteras internacionales, otros a nivel nacional, otros hacen tests para detectar el virus. Ahora que entendemos más, más allá de las medidas locales hay que desarrollar estándares globales. Además, la digitalización tiene que jugar un rol en nuestra industria para traer confort y confianza a los viajeros. Para esto hay que trabajar en conjunto de una manera abierta y colaborativa. Es necesario reactivar la industria lo antes posible”.
“Si no trabajamos juntos se pueden perder millones de puestos de trabajo”, coincide Rodríguez Gamero. “Para recuperarse rápido hay que colaborar entre los sectores públicos y privados, usar protocolos y estándares internacionales y recibir con los brazos abiertos a la tecnología. Existe el turismo pre y postvacuna, pero mientras tenemos que seguir trabajando. La clave es cómo construir la confianza del viajero. Tenemos que reabrir de la mejor manera y que, por ejemplo, tanto en España como en Argentina se apliquen los mismos estándares, cuando cada país reabra, claro, porque no todos están en la misma fase. Primero se reactivará el turismo local, luego el regional y por último el internacional. Hay que mirar lo que está pasando en Europa, y hay que hacerlo de una manera coordinada”.
Para eso, la OMT creó un comité para coordinar una guía global de recuperación y normalizar la situación, como aclaró Butler: “Las recomendaciones se dividen básicamente en tres grupos: supervivencia de la industria con medidas de protección; recuperación de la confianza, como ya vimos en Europa; y prepararse para el futuro en base a lo que aprendimos con la pandemia. Las prioridades incluyen cuidar el empleo, crear nuevos puestos de trabajo, proteger la salud, recuperar la confianza y trabajar de manera conjunta”.
Una recomendación del Foro a los países de Latinoamérica y el Caribe en su informe es dedicar este tiempo a revisar sus proyectos de promoción turística y forjar un mejor sector en el futuro, como buenas comunicaciones aéreas, cruciales para la competitividad de los viajes en Latinoamérica.
“Estamos trabajando para empezar a abrir los aeropuertos porque sabemos que la conectividad aérea es fundamental”, aseguró Butler, quien hizo énfasis en la importancia de la implementación de medidas adicionales para garantizar la salud de los viajeros. Rodríguez Gamero agregó que “las aerolíneas son el eje de la industria, sin ellas no hay conectividad. Los gobiernos deben entender su importancia y brindar el apoyo necesario”.
En ese sentido, Eurnekian sugirió que de a poco la gente empieza a sentirse más segura y a sentir la nueva normalidad. “Tenemos que ajustarnos a esta nueva forma de vivir. Nuestra industria fue una de las más afectadas por la pandemia. Que los gobiernos ayuden a la industria es clave. Aquí es donde América Latina está más afectada que otras regiones porque los gobiernos no tienen tanta capacidad para hacerlo. En Estados Unidos crearon paquetes de millones de dólares pero también se han tomado medidas generales en la economía. Nuestro mayor desafío entonces es cómo crear incentivos”.
El confinamiento ha ralentizado aún más los proyectos infraestructurales, pero esto se presenta como una inesperada oportunidad para revisar sus proyectos en desarrollo y focalizar su atención en las áreas más críticas. La sostenibilidad ambiental será un aspecto clave en este sentido. “Hay que ser sostenible para ser competitivo”, enfatizó el director ejecutivo de la OMT.
Del mismo modo, una mayor disponibilidad de TIC (tecnologías de la información y la comunicación), permitirá a las empresas turísticas y a sus socios de la cadena de suministro prestar más servicios digitales, una ventaja creciente cuando las interacciones interpersonales se ven limitadas. “Los pagos digitales son una de las claves para la mejora”, aportó Lorna Atiles. “Estamos viendo negocios chicos adaptándose al e-commerce. Ya no va a haber booking cara a cara. Los consumidores extrañan viajar pero primero lo harán localmente, a lugares rurales y playas cercanas. Necesitamos adaptarnos al Tap & Go”.
Por último, y desafiando las creencias de que el turismo postpandemia estará reservado solo para una minoría de amplios recursos, Atiles finalizó: “Lo que extrañan en esta pandemia las personas es viajar. Lejos o cerca. Están dispuestas y tienen ganas. Con el precio correcto, los consumidores van a seguir viajando”.