SANTO DOMINGO. (hosteltur). Uso obligado de mascarilla, control de salud de los visitantes a la llegada a sus alojamientos, normas de aforo y distanciamiento social en las zonas comunes, piscinas y playas privadas, actividades de entretenimiento sólo si pueden cumplir con la distancia interpersonal, habitaciones aisladas en todos los hoteles para atender a potenciales turistas enfermos, formación específica para los empleados y estación médica en todos los hoteles, sea cual sea su tamaño, con al menos un profesional sanitario cualificado.
Estas son algunas de las medidas anti-COVID-19 que se aplican desde el 1 de julio en República Dominicana.
Con la apertura de República Dominicana al turismo internacional desde el 1 de julio, los ministerios de Turismo (MITUR) y de Salud Pública han iniciado conjuntamente la inspección de los establecimientos hoteleros y empresas del sector para garantizar el cumplimiento del Protocolo General de Actividades Turísticas en la prevención del COVID-19.
El protocolo, anunciado a los diferentes agentes y empresas del sector ante la reapertura de las fronteras y la reanudación de la actividad, nace del trabajo conjunto del Ministerio de la Presidencia y del Centro de Control y Prevención de Enfermedades. Además de las medidas generales aplicables a todo el tejido económico, como el distanciamiento social, el uso de mascarillas, la ampliación de las condiciones higiénicas o el refuerzo de las medidas sanitarias, este protocolo sectorial para el turismo recoge un extenso número de medidas higiénico-sanitarias y de prevención para todo tipo de escenarios dentro de la hostelería, el ocio, los transportes y la restauración.
Llegada a los alojamientos
Según el documento, todos los huéspedes deben someterse a un control de salud a la llegada a sus alojamientos, que pasa por un control de temperatura y una declaración de “salud y viaje” en la que se comprometen a informar de cualquier síntoma o de si han tenido contacto directo con personas diagnosticadas de COVID-19. El plan de comunicación entre el personal y los turistas es clave a la hora de aplicar los protocolos y prevenir los contagios de manera eficaz, por lo que se debe garantizar que los clientes estén informados en todo momento de una forma clara e inequívoca.
En las zonas comunes, todos los alojamientos deben disponer de gel hidroalcohólico, así como intensificar la limpieza y desinfección de las áreas, garantizar una adecuada ventilación de los espacios y hacer cumplir todas las normas de aforo y distanciamiento social en las zonas comunes, piscinas y playas privadas. Las actividades de entretenimiento sólo se realizarán si se puede cumplir con la distancia interpersonal.
Para asegurar una pronta actuación ante posibles casos o ya confirmados, todos los alojamientos deben disponer de un número determinado de habitaciones aisladas del resto que permita la atención de tales pacientes. Para ello, una parte del staff habrá recibido formación específica y contará con todos los equipos de protección necesarios.
Asimismo, todos los hoteles, sea cual sea su tamaño y capacidad, deben contar con una estación médica con, al menos, un profesional sanitario cualificado.
Bares y restaurantes
Si bien se permite el desarrollo de actividades de ocio como los parques recreativos, acuáticos, visitas guiadas o paseos a caballo, así como el transporte marítimo y deportes acuáticos, éstas deben realizarse cumpliendo todas las medidas higiénico-sanitarias. Los proveedores de tales actividades deben garantizar la desinfección de sus servicios, tomar la temperatura de los clientes y asegurar el cumplimiento de la distancia social y el uso de la mascarilla.
El protocolo también comprende medidas para bares y restaurantes, cuya actividad está intrínsecamente ligada al turismo. Hasta el 24 de agosto sólo podrán abrir aquellos que dispongan de mesas en áreas abiertas de ventilación natural, y deben hacerlo cumpliendo todas las normas de desinfección, de seguridad alimentaria y aquellas generales de distanciamiento entre personas.